En otro de nuestros posts ya os hablamos de los beneficios de la exfoliación corporal, así como de las claves para realizarlo correctamente. También os dimos unos cuantos consejos para una limpieza facial profunda en otro de nuestros artículos. Y es que cuidar nuestra piel es necesario para mantenerla saludable durante todo el año. Hoy queremos ir un pasito más allá y hablaros de la exfoliación facial. En concreto, de los pasos que debemos seguir para implementarla con éxito de manera casera. ¿Nos acompañas?

Exfoliante facial

La exfoliación es un procedimiento de estética capaz de proporcionar a nuestra piel la suavidad y tersura que necesita. ¿Pero en qué consiste exactamente? Pues en un barrido de la misma a través del cual se eliminan las células muertas de la superficie. De esta forma logramos que las impurezas desaparezcan. Después de todo, estas impurezas son las culpables de que nuestros poros queden obstruidos. Utilizar regularmente un buen exfoliante facial es imprescindible para quienes quieren mantener una piel sana y estética.

Y es que los beneficios de la exfoliación son muchos. Además de limpiar los poros obstruidos, le proporciona a la piel un aspecto bastante más luminoso. Algo fundamental. También evita que aparezca el envejecimiento prematura de la piel y favorece la circulación sanguínea, lo que nos reporta numerosos beneficios secundarios para nuestra salud. Por último, también proporciona mayor suavidad a nuestra piel, volviéndola más sedoda.

Exfoliante de la piel del rostro

En definitiva, la exfoliación de la piel del rostro es fundamental porque permite que comience la regeneración celular de nuestra piel. Eso trae consigo una mayor oxigenación que repercute en muchos aspectos. A continuación vamos a explicarte cómo realizar paso a paso una exfoliación casera de calidad. También te dejaremos algunos consejos muy útiles.

Pasos de la exfoliación facial

Aunque tenga un nombre muy científico y unas utilidades enormes, la exfoliación del rostro es un proceso sencillo al alcance de todos. Lo más importante es elegir un buen exfoliante. Puede ser un exfoliante completamente natural o un exfoliante natural cosmético como aquellos que puedes encontrar en Heberfarma. En el primer caso, los mejores compuestos son el exfoliante con arroz y agua, el exfoliante de avena y leche, el exfoliante de almendras y miel o el de miel.  Cada uno de ellos puede resultar más apto para un tipo de piel que otra, así que piénsalo bien.

Una vez tenemos nuestro exfoliante facial seleccionado, podemos empezar la exfoliación en sí. Para ello lo primero que tenemos que hacer es lavarnos bien el rostro. Este es un consejo clave.  Debemos desmaquillarla con agua micelar y limpiarla en profundidad para que la exfoliación se realice correctamente. Pensemos que para que los ingredientes del exfoliante puedan penetrar en las zonas más profundas de nuestra piel debemos tenerla limpia. De lo contrario, podríamos generar aún mayor obstrucción de la que pretendemos solventar.

¿La has limpiado con esmero? Pues ahora solo tienes que tomar el exfoliante que seleccionaste y aplicarlo sobre el rostro. Es muy importante que lo extiendas por todos los rincones a través de masajes circulares. De esa forma no solo garantizamos que el producto llega a todas partes, sino que también reforzamos el favorecimiento de la circulación sanguínea. Este es, de todos los pasos de la exfoliación, el más importante. Debemos llevarlo a cabo con amor y luego dejar que actúe sobre el rostro como una mascarilla.

En cuanto a los consejos de frecuencia, nosotros recomendamos una exfoliación por quincena a las pieles más sensibles, una exfoliación a la semana a las pieles secas y dos exfoliaciones a la semana a las pieles grasas. Pronto notaréis los beneficios de saber cómo se hace exfoliación facial