Al fin y al cabo, aquello que comemos determina nuestra flora bacteriana digestiva y esta, a su vez, activa determinados neurotransmisores que impactan en nuestro estado emocional. El camino contrario también tiene lugar. Nuestras emociones pueden disparar en nosotros comportamientos que nos lleven a una ansiedad al comer que no se corresponda con nuestro apetito y nuestra hambre fisiológica.

Ansiedad en las comidas y por las noches

El fenómeno mediante el cual sentimos hambre incluso cuando estamos saciados fisiológicamente es conocido como hambre emocional. Una ansiedad provocada por convertir la comida en una manera de gestionar muchas de las emociones que nos impactan diariamente. Después de todo, la comida nos hace sentir bien. Especialmente la comida con muchos azúcares y grasas saturadas. Su consumo dispara hormonas de recompensa en nuestros organismos como la dopamina que nos ayudan temporalmente. De ahí esa ansiedad en las comidas.

Sin embargo, estos chutes de dopamina tienen un efecto pasajero. No son una manera efectiva de gestionar todas esas emociones acumuladas. Es simplemente una especie de procrastinación. Además, esta ansiedad por comer, especialmente durante las noches, cuando estamos a solas con nuestras mentes y emociones, tiene otros efectos bastante nocivos para nuestra salud psicológica y física: el sobrepeso. Al fin y al cabo, solemos desquitarnos con el consumo de alimentos poco saludables. Es imprescindible aprender a controlar el hambre por ansiedad.

Como apuntábamos, buena parte de las comilonas por ansiedad suelen tener lugar por las noches. Es cuando la mente tiene sus momentos de respiro y comienza a trabajar alrededor de las emociones acumuladas durante el día. ¿El problema añadido? Que cuando comemos durante la mañana tenemos todo el día para quemar todas las calorías extras ingeridas. Cuando comemos masivamente por las noches y nos dormimos nuestro cuerpo entra en reposo y no gasta esas calorías. A continuación, unos consejitos para controlar el hambre y la ansiedad.

Controlar el hambre en la noche

Todos sabemos lo poderosa que es la mente. No vamos a resolver tu problema de ansiedad en unas líneas. Más bien es algo que debes trabajar poco a poco. Así que muy probablemente vuelvas a acudir a la nevera durante la noche en busca de comida. ¿Qué recomendamos? Realizar compras más saludables. Durante el día solemos estar más al control de nuestras emociones, por lo que podemos ir al supermercado y hacer unas mejores elecciones. Cuando tengas ansiedad por comer en la noche te toparás con una nevera de lo más saludable.

 

Como decíamos, el hambre emocional provoca que aumente nuestra sensación de hambre incluso cuando no la sentimos tan profundamente en un nivel físico y natural. Sin embargo, ambas hambres están conectadas. En caso de estar tremendamente saciados físicamente, las probabilidades de sentir hambre emocional disminuyen. Por eso otro consejo muy importante acerca de cómo controlar el hambre es comer alimentos muy ricos tanto en fibra como en proteína a lo largo del día. Ambos nutrientes poseen una valiosísima capacidad saciante.

 

El resto de recomendaciones van enfocadas en una línea más mindfulness que meramente alimenticia. Porque para controlar el hambre ansiosa debemos implementar estrategias que nos permitan entender mejor nuestro cerebro y ganar control sobre él. ¿La clave? La meditación. Meditar proporciona una mayor capacidad para esa habilidad tan en desuso como es la concentración. Cuando sientas hambre, concéntrate en tu respiración, piensa en esos impulsos e identifica si son fisiológicos o psicológicos. Es un proceso que requiere paciencia.